domingo, 6 de noviembre de 2011

PEKÍN / BEIJING


Ciudad en plena revolución, en auge constante. Quizá la que más rápido cambia en menos tiempo.
En China hay actualmente 1336 millones de personas, y por primera vez en su historia hay más gente en las ciudades que en el campo. Así que Pekín debe ser un reflejo de lo que podría haber sido cualquier ciudad en plena revolución industrial, pero con dos siglos de diferencia en el tiempo.
Pekín no da la sensación de estar súperpoblada teniendo en cuenta esas escalofriantes cifras. Aunque si se usa el metro o cualquier otro transporte en hora punta la sensación cambia. Además parece una ciudad activa las 24 horas del día. Siempre hay tráfico, siempre locales abiertos, siempre gente por las calles.



Un forma de olvidar el bullicio y la modernidad y encontrarse con los vestigios de la China tradicional de dinastías es pasear por el Palacio de Verano. Si el día acompaña, me refiero a que esté soleado ya que en Pekín la lluvia aparece en contadas ocasiones, esta mini ciudad de jardines y edificios coloridos tradicionales son el lugar ideal para dejar un poco atrás la polvorienta, contaminada e industrializada capital china. Pasear entre lagos y riachuelos mientras contemplas pagodas y templos será lo más próximo a la idea que probablemente mantengamos todavía sobre esta civilización milenaria.


La Ciudad Prohibida te transporta también a esa antigua civilización. Parece un lugar de culto para la mayoría de los chinos, esa Meca de su historia común que tienen que visitar al menos una vez en sus vidas. Y para ello el gobierno no cobra entradas a los de nacionalidad china. Es apasionante descubrir cómo muchos de los visitantes venidos de cualquier punto del país no han visto caras occidentales de cerca. Pedirán amablemente posar con ellos y sus familias para ser retratados, y en un momento se puede formar una pequeña cola de chinos con sus cámaras en la mano, sonriendo y esperando que formes parte de sus álbumes familiares.



Los hutongs son también vestigios de la tradición, pero no relacionados con el esplendor de los emperadores sino con el pueblo. Son pequeñas casas de planta baja de la época feudal que sirvieron de hogar a numerosas familias durante varias generaciones. Quedan ya muy pocos, pues tras la Revolución cultural parece que se quiso demoler toda la ciudad y volver a construirla de nuevo. Afortunadamente hay algunos planes de conservación que consiguieron dejar algunos hutongs en pie, aunque pocos se usan ya como viviendas. Lo normal es encontrar numerosos restaurantes, tiendas que venden prácticamente de todo, servible e inservible, y cafés de corte occidental donde poder relajarse en ambientes agradables.


Una visita obligada en Pekín es al Distrito Dashanzi o 798, conocido como el barrio de los artistas. Es como un barrio underground berlinés dentro de oriente. Las fábricas antiguas albergan numerosas galerías con nombres de muchas personas que se hacen un merecido hueco en un mundo difícil en China (ser artista e intelectual es casi siempre sinónimo de censura y represión). Muchos de ellos sacan sus creaciones a las calles, lo cual engrandece el lugar. Otros esperan más tímidos detrás de los mostradores de las salas a que entres a admirar e interesarte por sus obras. Otros utilizan espacios diáfanos y extravagantes como una antigua fábrica de armas alemana que aún conserva en sus paredes las consigas de exaltación a Mao Tse-Tung de la época de la Revolución Cultural. Todos, al final, desean mostrar su gran potencial y diversidad de opiniones representando al país de la cifra escalofriante, esa que tendrá mucho que ver en el cercano futuro mundial. 


BEIJING 

 
 A city in a middle of an economic revolution, at its very peak. It is for sure the city that changes the most in little time.
At present there are 1336 millions of inhabitants in China. More people live in the cities than in the countryside for the first time in the history of this vast country.
So Beijing must be a reflection of any town under an industrial revolution but two centuries later.
However you don't get the feeling that it is an overpopulated city, unless you take the underground or any other type of transport in a rush hour. Besides it looks like an active city 24 hours a day: there's always traffic on their roads, open shops and people on its streets at all times.

 


A way to get rid of the noise and crowds and find the remains of the traditional China is strolling the Summer Palace. If there's a sunny day (quite probable since the rain is scarce in Beijing) this mini city full of gardens and ancient colourful buildings will make you forget about the dusty, polluted and industrialized capital of China. Walking among lakes and streams while watching temples and pagodas will be close to the idea we will surely have about that thousand-year-old civilization.

 

The Forbidden City will also take you back in time, to that ancient civilization. It seems a place of cult for most of the Chinese people, the Mecca from its common history, the place they should visit at least once in their lives. So the Government doesn't charge Chinese visitors there. It is amazing to find out that many visitors haven't seen a western face before. They would kindly ask westerns to pose with them for their family pictures and if you say yes, you will have a little queue of Chinese people with cameras in their hands wanting to have you in their picture albums. 


Hutongs are also remains from tradition but this time they're not related to the emperors' splendour but to the ordinary people. They are little ground floor houses which were homes of many family generations during feudal times. Only few hutongs remain after the Cultural Revolution. Fortunately there are now some conservation areas where those houses have been built. Few are used as homes now. They are shops where you can find many useful and useless items, restaurants and cafés, similar to western ones, where people can relax while having a drink and sometimes listening to live music. 

 

Dashanzi District, also called 798 or the Artists' Quarter, is a must while in Beijing. It's like an artistic area in Berlin but in an eastern country. Old factories are now galleries which show the works of many people that are trying to gain respect in the artistic world even though it is sometimes dangerous to be an artist or an intellectual in China (there is censorship and repression from the Government).
Some artists exhibit their works in the street, which makes the area even much nicer. Others wait quietly behind their counters to see if visitors show interest in their works. Others use strange big rooms like one old German weapon factory which still has slogans devoted to Mao Tse-Tung from the Cultural Revolution. In the end all of them wish to show their talent and varied opinions in this vast country of staggering numbers. A country that has too much to say in our present world.


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