Inglaterra es una tierra de misterios, donde todavía en nuestro tiempo las leyendas rayan la realidad o se mezclan para dar forma a numerosas interpretaciones sobre el mundo de nuestros antepasados.
Stonehenge es un gran representante de mitos, creencias, investigaciones y diferentes teorías. Lo más increíble es que el enigma sigue perdurando en torno a este gigante megalítico y cada uno tiene un abanico de posibles respuestas para escoger la que más le agrade mientras se observa este monumento, patrimonio de la humanidad.
Este lugar de enorme interés arqueológico está situado en una llanura a 13 kilómetros de Salisbury, en el condado de Wiltshire, sur de Inglaterra. Está formado por numerosos bloques de piedra enormes dispuestos en cuatro círculos concéntricos. Hay una circunferencia exterior que rodea una interior en forma de herradura, donde se encierra una losa conocida como “El Altar”. La leyenda artúrica dice que el mago Merlín transportó con su magia las piedras desde Irlanda, donde unos gigantes las reunían para él. Hoy sabemos que 32 de los bloques de arenisca pertenecen a la zona de las montañas de Preseli, al suroeste de Gales. ¿Cómo las transportaron a la llanura de Salisbury hace más de 4.500 años? Forma parte del enigma que envuelve al monumento.
Otra leyenda cuenta que habrían sido los daneses cuando invadieron la isla británica los que levantaron el monumento. También se dice que son ruinas de un templo romano. Incluso se cree que es un lugar designado por alienígenas o que es un enorme símbolo de la fertilidad femenina.
Lo que sí está claro es que su ubicación fue escogida teniendo en cuenta la alineación del sol y la luna, lo que quizá lleve a los estudiosos a pensar que era un lugar sagrado donde se celebraban los solsticios de verano e invierno; o quizá un observatorio donde se podían contemplar y predecir eclipses. La investigación más reciente ha tenido en cuenta una serie de piedras azules encontradas en las inmediaciones y unos esqueletos de la edad de Bronce. Se afirma que el lugar podía ser un centro de sanación, ya que los esqueletos contenían deformidades y a las piedras se les atribuían poderes mágicos.
Sólo por las múltiples conjeturas que este lugar plantea ya merece la pena ser visitado. En una era donde la información es tan amplia, diversa y en tiempo récord, es curioso que existan lugares como este que sigan dando pie a numerosos estudios e hipótesis. La única pega que tiene es que hubo un tiempo donde se permitía al turista casi mezclarse con el monumento. Ahora hay una cuerda que lo rodea y sólo te permiten caminar alrededor a cierta distancia. Aún así, es un lugar que no hay que dejar de visitar.
Para saber más, visita la página oficial de Stonehenge.